Por: Roland Barthes (1915-1980)
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Aún se representa, en alguna parte del mundo, La Dama de las Camelias (y no hace mucho tiempo se la representaba en París). Este éxito llama la atención sobre una mitología del amor que probablemente subsista, pues la alienación de Margarita Gautier ante la clase de los amos no es fundamentalmente diferente de la de los pequeñoburgueses de hoy, en un mundo igualmente clasificado.
Porque, en realidad, el mito central de La Dama de las Camelias no es el amor, sino el reconocimiento. Margarita ama para hacerse reconocer y desde este punto de vista, su pasión (en un sentido más etimológico que sentimental) se origina enteramente en el otro. Armando (hijo de un recaudador de impuestos) expresa el amor clásico, burgués, heredado de la cultura esencialista y que se prolongará a los análisis de Proust: es un amor segregador, el del propietario…
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